martes, 21 de febrero de 2012

Noche mágica


El frío de la noche les abrazaba a todos, con sus abrigos abonbados y con gorros. Miles de ojos esperaban la llegada de los tres reyes magos. Ella se acurrucó en los brazos de su padre, desde donde podía contempla la perfecta calle, adornada con luces, confetis y guirlandas.
Estaba impaciente, quería contemplar esos enormes animales que montaban orgullosamente los reyes. Después de todo, eran los que cargaban los regalos. ¡Regalos!, era lo único en lo que había estado pensando en esos días, en eso y en volver al colegio para lucir sus nuevos juguetes.
-¡Mamá, mamá! ¡Ya vienen!- Decía la niña, agitando sus pequeños brazos.
Su madre la miró, sonriente.
-Si, hijita, escucha la música.
El hombre de la familia cogió a su hija por los costados y la puso sobre sus hombros.
-¡Qué alto, papá!
-Así verás mejor a Melchor, Gaspar y Va-saltar -Dijo su padre riendose.
-Es Basaltar, papá. ¿Cómo es que aun no te lo has aprendido, así te traerán carbón?- La niña, indignada miró a la cabalgata que ya pasaba ante ellos.
Millones de personajes que le gustaba pasaron delante su ya, tirando caramelos que su madre le cogió por ella: ya que no quería perderse la llegada de los reyes.
Ante su llegada gritó y le dijo a su madre que sacase su carta. Luego vio como se iban, los reyes con sus coronas de oro y los demás.
Era hora de dormir y de camino a casa, en el coche, se quedó profundamente dormida. No recordaba bien como llegó a su cama esa noche, pero si recordaba las risas y la emoción de abrir los regalos.
Y ver a sus padres unidos, contemplando  a la única niña de su casa.
Sonrió mirando las fotos, adoraba en esas fiestas sacar viejos recuerdos y rememorar buenos momentos.
-Abuela, ¿Quien es esta niña?- Le dijo una joven de pelo risado y ojos azules.
-Soy yo, cuando aun mis era como tu. Una niña pequeña- Le dijo mientas pellizcaba sus mejillas.
-Ya no soy una niña- Replicó.
-Si no eres una niña, entonces, lo reyes no vendrán esta noche- Rió, la anciana, revolviendo el pelo.
-Pero me he portado bien, y he ordenado la habitación todos los días- Dijo con los ojos llorosos.
La abuela la abrazó y le susurró un pequeño secreto. Ya habían pasado muchos años desde que sabía quienes eran esos reyes magos. Pero aun así, seguía pensando que era una noche mágica

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