domingo, 4 de marzo de 2012

¿Sabías que...?

Era media tarde, otoño, y mientras ellos caminaban las hojas crujían bajo la suela de sus zapatos.
Ella era bajita, de pelo rizado y rubio.
Él alto, moreno y de ojos bonachones.
  -Hoy me ha gustado la tarta de tu tía- Le dijo él- No estaba demasiado dulce.
Odiaba las cosas demasiado dulces.
  -Eso es porque solo le puso tres cucharadas de azúcar y una de sal- dijo ella sonriendo.
  -¿Sal? ¿De verdad?- Puso cara de asco y se cruzo de brazos.
Ella rió, a veces Nico podía ser un poco tonto.
  -¿Sabias que la sal produce placer al cerebro? Por eso nos gustan las cosas saladas- Respondió.
  -No, no lo sabia, Clari, pero a que no sabes que el chocolate es como un orgasmo para las mujeres.
El sonrió al ver que ella se sonrojaba.
  -Si, si lo sabía... Creo que lo escuché en algun lado - Bueno, en realidad lo había leido en esas revistas que compraba su madre cada mes. - ¿Sabías que las gominolas estan hechas de petroleo?
Nico levanto una ceja.
  -¿Sabías que Dalton era daltonico?-
  -¿Sabías que tu tamaño depende de tu nariz?
  -¿Sabías que de verdad existen los vampiros?, su enfermedad se llama porfiria
  -¿Sabías que si te comes un hongo, no te pasa nada?
Ambos habían comenzado un juego, frente a frente, con el sol sobre los dos. Sus torsos casi se chocaban.
  -¿Sabías que tienes los ojos mas oscuros, grandes y bonitos que he visto nunca?- Dijo Nico, llevando una mano a su mejilla.
  -¿Sabías..? ¿Qué?- Clari abrió los ojos sorprendida.
  -¿Sabías que comparo tu piel con la nieve cada invierno y que me gusta como te ríes?
A Clari le hubiese gustado contestar, pero esa confesión le había dejado sin palabras.
  -¿Sabías que desde hace mas de dos años deseo besarte?
Ella, logro negar con la cabeza.
  -Porque tu, mi dulce sabelotodo, no lo sabes todo - Sonrió él aun más.
  -¿Sabías que te quiero?
Clari contempló sus ojos azul claro, y comprendió todo, cada cosa que había pasado desde que le conocía.
  -No, no sabía todas esas cosas. Pero supongo que tu tampoco sabías que te quiero y no importa ahora ambos sabemos lo suficiente para pasar a la práctica.
Y ella, ávida de diferentes emociones, lo agarro por la nuca y juntó sus labios. Primero fue un beso, luego otro y otro... y luego otro más.
  -Por cierto - Le dijo ella a él- Se que quieres que sea tu novia, no hace falta que me lo digas.. Y, te aseguro que comer chocolate no tiene comparación a esto.



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